BRISTOL es una playa de MAR del PLATA, pero además, es un emblema de la cultura popular, es un ícono del verano. Allí conviven todos los estereotipos de personajes que se pueden encontrar en la costa argentina. El sol, el mar, los colores estridentes, las sombrillas, los choclos, los vendedores ambulantes, las señoras, los niños, las familias, todos quieren un lugar aunque sea mínimo para pasar el día, contra viento y marea. De un modo casi turístico y pintoresco retrato estos momentos cotidianos del sueño americano convirtiéndolos en pop latino”, así describe Marina Christe a la serie a través de la que pinta el verano. ¿Cómo llegó a ella? Descubrilo en este sketchbook.
Una búsqueda multidisciplinaria que la encontró con la escenografía, el vestuario, el diseño de indumentaria, el cine y la fotografía – trabajó con Andy Cherniavsky , Urko Suaya e Inés García Baltar-, la producción de moda y hasta la arquitectura. La mezcla, la suma, la experiencia, le dieron como resultado: el arte y La Bristol, ese escenario que todo lo reúne, que todo lo amontona, que todo lo adorna. “Me encantaba la aglomeración de gente que reunía. Además, yo siempre fui medio kitsch y medio retro. Y La Bristol concentraba todo: el color, lo popular, la argentinidad, los patrones”, dice.
“Lo que más me importa destacar de mi trabajo es la paleta de colores. Creo que es el hilo conductor de mi obra. No trabajo con degradé. Me gusta que mis cuadros reproduzcan la técnica de la serigrafía y por eso busco pintar lo más plano posible”.
“Pasé gran parte de mi carrera tratando de generar mundos artificialmente lindos, pero que para mí, no tenían contenido. En algún punto necesitaba romper con eso y por eso, creo, surgió esta serie”.
“Las situaciones de la vida cotidiana son, para mí, escenas de cine. Busco lo grotesco y al final termina siendo como que la realidad supera la ficción”.
“Mi carrera me hizo capaz de desarrollar cualquier estética. Si me pedían retro, yo hacía retro. Si querían pop, era pop. Cuando cumplí 30 quise descubrir cuál era mi propia estética y plasmarla”.
“Aunque siempre pinté, el arte volvió a aparecer en mi vida cuando me quedé embarazada. En mis noches de desvelo, pintaba. Apenas dejé de trabajar todavía enfocaba la pintura desde un lugar muy comercial, la pensaba como un producto. Con el tiempo, aparecieron los conceptos, las temáticas, un desarrollo más profundo que es el que trabajo hoy”.
¿Inspiración? “Andy Warhol, David Hockney, la arquitectura de Luis Barragán y Diego Reta. Todos los artistas que trabajan con el color: Henri Matisse, Yves Klein”
“Quiero encontrar otras Bristol. Tengo algunas ideas…pienso en las peluquerías, que me dan mucho de lo que busco: tono popular, patrones, colores…pero todavía no tengo 100% cuál será la próxima serie”.
Texto. Clara Gómez Carrillo
Fotos. Maia Croizet