Hay algo está claro: si caminás por la calle y pasás por delante de una pared intervenida por el artista brasilero Eduardo Kobra, no vas a poder evitar mirarla porque siempre están “estalladas” de color.
Más conocido como Kobra a secas, este artista graffitero marcó paredes en ciudades como Nueva York, Moscú, San Pablo y Los Ángeles. Su infancia y su camino hacia a la adolescencia no fueron nada fácil ya que nació y se crío en barrios muy humildes de la ciudad paulista.
Criticado por haber elegido tomar el camino del graffiti desde los doce años, Kobra se convirtió en el miembro más joven de un grupo de graffiteros llamado Hip Hop. Durante la adolescencia, su familia se trasladó a las afueras de la gran ciudad para que su hijo pudiera ir al colegio mientras su pasión estaba en la calle.
Este dato es genial: fue detenido por la policía varias veces hasta que un juez notó que era talentoso y lo condenó a pintar una pared de una comisaría. En ese momento, todo cambió.
⬆︎Se trata de un homenaje al arquitecto brasilero Oscar Niemeyer que falleció en diciembre de 2012. Tiene 52 metros de alto y 16 de ancho.
⬆︎ El beso es uno de los murales más reconocidos de Kobra. Está ubicado en el Highland Park de Nueva York.
Sus colores bien concentrados, sus líneas y su estilo caleidoscópico se convirtieron en su firma. Mirá, acá te dejamos un ejemplo de como un genio de las creaciones callejeras a gran escala trabaja:
Texto. Domitila Dellacha