A lo largo de la vida, fui creando y observando distintas formas de arte y de expresión. Hay estilos con los que empatizamos de forma instantánea porque, de algún modo, nos atraviesan y vibramos con ellos. Son esas maneras de decir con las que podemos decodificar el mensaje y entablar un feedback, donde se genera un hecho comunicativo: una persona dice algo y otra, u otras, responden en un diálogo que puede no ser verbal. Esta vinculación puede darse con una película, un libro, una pintura, una obra de teatro, con cuenta cuentistas, narradores y con tantas otras formas más de arte.
Lo mismo ocurre con la memoria. En la adultez mayor, es aconsejable ejercitarla para atesorar los recuerdos y vivir un aquí y ahora más fluído. Pero, ¿qué necesitamos para poder retener datos? El deseo y el interés por los mismos. Cuando se identifica el deseo de saber, se genera una conexión directa con el objeto o información a memorizar y es ahí en donde se produce un coloquio entre ambas partes. Otra vez se trata de comunicación, de dar y recibir información.
Yendo al plano de la oratoria y de enfrentarse a un público, más allá de las herramientas técnicas que podamos transmitir los coach, tiene que existir la respuesta a una pregunta imprescindible: “¿para qué estoy parado acá?”.
Esa respuesta nos va a organizar el discurso, los apoyos corporales, la forma de hablar y hasta la respiración. Esa respuesta nos va a “bajar a tierra” y nos va a guiar hacia el encuentro con nuestro eje en escena. Cuando podemos responder el “para qué”, también nos volvemos más magnéticos: atraemos la atención hacia nuestros enunciados.
El deseo de decir no puede desligarse del deseo de hacer. Es encontrar en ese sentido el motor de todo lo que vamos a transmitir. Veo al deseo como la razón que nos moviliza en busca de la realización de nuestros emprendimientos.
Vamos construyendo sobre la base de pequeños y de grandes anhelos y formamos, con el resto del mundo, hechos comunicativos constantes.
Los coach somos, en general, directores teatrales. Mediante herramientas actorales, enseñamos a nuestros alumnos a generar una empatía con el público y a reconocer su potencial discursivo. Trabajamos con el instrumento expresivo, el cual contiene los elementos “cuerpo, mente, alma” y los flexibilizamos en pos de ser medios de transmisión de mensajes decodificables y, esperemos, creadores de reciprocidad.
MARÍA LUISA ESTIZ: Estudió periodismo en el Instituto Grafotécnico Escuela Superior de Periodismo y Lic. en Actuación en el U.N.A. Su carrera siempre estuvo ligada a la búsqueda creativa a través de la concreción de proyectos de escritura, audiovisuales, teatrales y musicales. Cuenta con amplia experiencia como docente de Literatura, Taller Literario, Teatro y Narración Oral (Cuenta Cuentos), Coach Expresiva, con personas de todas las edades. // Contacto: maruestiz@gmail.com