Tengo 37 años, nací en Lomas de Zamora pero a las 10 horas me mudé a Gerli, provincia de Buenos Aires. Estudié en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, en el Instituto Universitario Nacional del Arte (I.U.N.A.) y La Cárcova. Aprendí mucho de Ariel Olivetti y Rubén Mira en distintos cursos y trabajando con Lucho Olivera, todos historietistas.
En este caso voy a usar un lápiz mecánico, una microfibra y un papel que arranqué de un block.
Mis ilustraciones tratan diversos temas. Si es por trabajo, depende de lo que represente el texto que vaya a ilustrar. En las propias, trabajo temas como la vida, la muerte, lo que me rodea, lo que no me gusta, las miserias humanas, las mías propias. No me interesa mucho mostrar el lado amable de las cosas. Me llama más la atención lo que me jode para encontrarle una vuelta de rosca. Que igualmente nunca pasa. Otras veces dibujo cosas que no tengo ni idea qué son y que entiendo mucho tiempo después o son sólo dibujos.
No tengo rituales al momento de dibujar; agarro un papel, un lápiz y arranco. Por lo general prendo la tele y escucho a Jorge Rial, Dr. Quinn, Bob Esponja, algo en el canal TCM o lo que venga para que me haga compañía. El sábado, por ejemplo, dibujé escuchando a María Marta Serra Lima en El Club de los Desvelados por Crónica tv.
Es difícil explicar lo que hago. Es un poco caótico, a veces primitivo y no tiene dirección precisa. Una parte es el resultado de los pensamientos, lo que pasa por adentro, los resultados de depresiones y angustias. Otra parte es sólo una cáscara que no está muy masticada, que se interesa por las formas nada más. El análisis, si lo hay, viene después. Es más o menos el fruto de mi pesimismo puesto al servicio de la acción catártica y humorística pero sin darme cuenta de todo eso. Si me apurás, es lo que hago para pasar el rato de la forma que más me gusta.
Cuando dibujo pienso en cualquier cosa, la cabeza viaja por muchos lugares dentro de los límites que encuentra. Vuelvo a lo que estoy haciendo, corrijo alguna pavada, trato de visualizar cómo va a quedar, me creo re piola, al toque soy un gil y vuelvo a cualquier cosa: problemas, recados, posibles soluciones, trabajo, lo mismo que cualquiera.
Los muñecos son de la infancia, sobre dibujitos y series de mi generación. Salvo los de Los Simpson que me los regalaron el otro día. Me gustan mucho los juguetes pero no colecciono, son muy caros. Estos son los que me quedaron.
La que sigue es una mesa para calcar, se usa para animación. La uso para pasar en limpio los bocetos que están muy sucios para que quede bien la hoja para después entintar el dibujo.
Lo que más me cuesta de mi profesión es quedarme conforme y ganar guita, siempre fui horrible para los negocios.